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MARÍA ZAMBRANO ALARCÓN

Filósofa, ensayista y poeta. El largo exilió marcó su vida y su pensamiento, fue una de las mujeres pensadoras más importantes del siglo pasado.

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“Su legado es el propio de una mujer valiente, que se atrevió a romper con convencionalismos y permaneció a lo largo de los años contagiando su entusiasmo y su fascinación por el estudio de las más variadas formas de creación.” (Centro Virtual Cervantes, 2005-2019)

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Era hija de Blas Zambrano y de Araceli Alarcón, ambos maestros nacionales del grupo escolar de calle Salvador Rueda. También lo era Francisco Alarcón, su abuelo materno, con el que pasó una temporada en Jaén. Durante ese período María cayó gravemente enferma y su salud delicada se convirtió para toda su vida una constante. A los cuatro años, se trasladó con sus padres, primero a Madrid, y posteriormente a Segovia.

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“En Segovia comencé a estudiar en el instituto, lo cual fue para mí el tener que frecuentar aulas llenas de muchachos que no tenían costumbre ninguna. Es decir, de la coeducación. Porque mi padre me dijo – Si tu estudias tendrás que tratar con el hombre y tienes que empezar ya, y tienes que saber hacerte respetar.-” (Rtve, 1991)

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Fue en este período cuando descubrió a los autores de la generación del 98 gracias a la biblioteca de su padre. Aquí también conoció a su primo Miguel Pizarro, el gran amor de su vida. Su padre se opuso a esta relación por considerarla incestuosa, pero años más tarde la aceptó pero ambos se casaron con otras parejas.

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Se trasladó con sus padres a Madrid en 1926.

“A Madrid llegué ya casi con la licenciatura hecha, examinándome heroicamente por libre. Porque entonces caí enferma en Segovia. Enfermedad seria, que no tiene nombre más que enfermedad. Se me perdió la memoria. No me acordaba. Seguía estudiando. Quería examinarme, pero mis padres no me dejaban. Pero me preparaba y me iba a Madrid a examinarme con mi madre. Entonces, como fui tan aplicada, cuando llegué a Madrid tenía casi toda la licenciatura hecha. Pero eso no me impidió ir a las clases desde el principio de Ortega, a las de García Morente y a la primera clase de Zubiri. Debo mucho a la universidad, debo mucho a estos profesores. Y es que yo llegué de Segovia muy enferma (…) Me querían hacer creer, no sé quién, que yo estaba loca, así como al hombre que estudiaba le querían hacer creer algo, a la mujer que estudiaba que estaba loca. Y no, no me convencieron“ (Rtve, 1991)

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En 1928 comenzó a escribir en El Liberal una columna bajo el título Mujeres. Zambrano descubrió la dura realidad de las mujeres campesinas y obreras de ese momento en España. María Zambrano ingresó en la Federación Universitaria Española (1928), participó en las Misiones Pedagógicas y, como periodista, escribió en El Liberal, La Libertad, Cruz y Raya, Los Cuatro Vientos y Azor, todos ellos de Madrid, y El Manantial de Segovia. También asistía a las tertulias de la Revista de Occidente.

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En 1930 publicó su primer libro, Nuevo liberalismo, en el que estaba muy presente el pensamiento de Ortega. En 1931 fue nombrada profesora auxiliar de Metafísica a propuesta de Ortega.

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Se incorpora desde muy joven a la actividad política. Era una republicana convencida y colabora con los grupos de resistencia que quieren traer la República. Ingresa en las filas del partido "Acción republicana", fundado por Manuel Azaña, del que se va a dar de baja unos meses más tarde ante la pasividad de las autoridades republicanas en los disturbios e incendios ocurridos en 1931. En 1932 organiza con un grupo de compañeros el "Frente Español", un movimiento político interclasista e interpartidista de inspiración orteguiana. Cuando José Antonio Primo de Rivera crea el "Movimiento Español Sindicalista" consigue atraer a sus filas a parte de los compañeros del movimiento zambraniano y adopta las iniciales - F.E. -. Zambrano indignada disuelve el Frente Español.

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El levantamiento militar sorprendió a María Zambrano, que lo calificó de “catástrofe” y de “traición” y se colocó decididamente a favor de la República. En septiembre, Zambrano se casó con su compañero de Facultad, Alfonso Rodríguez Aldave, que había sido nombrado secretario de la embajada de la República en Chile y marchó con él a Santiago. En el camino, paró en La Habana, donde fue invitada por un grupo de intelectuales, entre los que se encontraba Lezama Lima, con el que a partir de entonces le iba a unir una gran amistad.

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Desde su pequeño despacho de la Embajada, organizó actos a favor de la República. Publicó la primera antología sobre García Lorca y otra antología de poemas de la guerra.

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Regresó a España en junio de 1937 al ser llamado su marido a filas. Fue nombrada consejero de Propaganda y consejero nacional de la Infancia Evacuada. Colaboró con la revista Madrid y Cuadernos de la Casa de España. Vivió en Valencia y posteriormente en Barcelona, desde 1938.

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María Zambrano salió para el exilio el 29 de enero de 1939. En la frontera coincidió con Antonio Machado. Hasta 1981 que duró el exilio vivió en París, México, Cuba, Roma, La Pièce y Ginebra. Allí publicó sus mejores obras: La confesión como género literario (1943), El pensamiento vivo de Séneca (1944), Delirio y destino (1952), El hombre y lo divino (1955), El sueño creador (1965) y Claros del bosque (1975).

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Impartió clases en la Universidad de Morelia, La Habana , Río Piedras, Ciudad de México y en el Instituto de Altos Estudios e Investigaciones Científicas de Cuba.

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Durante el exilio conoce Octavio Paz y León Felipe en México. Albert Camus René Char Malraux, Sartre y Simone de Beauvoir, en Paris. En Roma entabla relación con intelectuales italianos como Elena Croce y Victoria Guerrini y con otros españoles exiliados como Ramón Gaya, Rafael Alberti, María Teresa de León o Jorge Guillén.

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En 1981 se le concedió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. María Zambrano volvió a España el 20 de noviembre de 1984 y se instaló en Madrid, gracias a la ayuda de un grupo de amigos y admiradores. Su casa era lugar de encuentro de numerosos conocidos y amigos.

“Una energía renovada la impulsa, desde ese momento y hasta su muerte, a volcarse de manera sorprendente en la escritura de numerosos artículos, en las reediciones de obras anteriormente publicadas y, sobre todo, en la continuada convivencia con diferentes figuras del mundo intelectual hispano. “ (Centro Virtual Cervantes, 2005-2019)

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En 1985 fue nombrada Hija Predilecta de Andalucía. En 1988 se le concedió el Premio Miguel de Cervantes y en 1989 fue propuesta para el Nobel de Literatura. En 1987 se constituyó oficialmente la Fundación que lleva su nombre y que ella misma presidió.

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Murió en Madrid el 6 de febrero de 1991. Sus restos reposan en el Cementerio Municipal de Vélez-Málaga.

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OBRA

Las raíces del pensamiento filosófico de María Zambrano brotan del impulso de armonizar metafísica y mística con el fin de proponer la razón poética como solución a la crisis existencial de la década del cuarenta. (…) Lo cierto es que Zambrano deja una obra donde se conjugan la inteligencia y la sensibilidad, además del eclecticismo y la diversidad. Incansable lectora, se acercó a filósofos tan dispares como Séneca, Ibn Arabi, Heidegger o Nietzsche; escribió, asimismo, sobre creadores de la época clásica como Platón y Sófocles; también lo hizo sobre diferentes autores del mundo hispánico, entre los que ocupan un destacado lugar San Juan de la Cruz y Miguel de Cervantes; el análisis textual y literario de los dos autores mencionadas, junto a los que publicó sobre Antonio Machado, Miguel de Unamuno, Emilio Prados, Pablo Neruda o José Ángel Valente entre otros, dan cuenta de una aproximación muy particular y original de la filósofa a la literatura española. (Centro Virtual Cervantes, 2005-2019)

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Para leer más…

BIBLIOGRAFÍA

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(Vélez-Málaga 1904 – Madrid 1991)

“Filosófico es el preguntar,

y poético el hallazgo.”

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