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MARÍA LUZ MORALES

María Luz Morales y Godoy fue la primera periodista cultural de España. Fue la primera mujer en dirigir un periódico en España y romper los techos en un sistema y en una época donde el “tema intelectual” se reservaba a los hombres. Fue autora de obras de teatro, novelas, libros sobre cine, biografías y hasta una enciclopedia del hogar.

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Nació en 1889 en A Coruña pero por motivos laborales del padre se trasladaron a Cataluña donde vivió hasta su muerte en 1980. Se diplomó en Filosofía y Letras en la Universidad Nova y decidió adoptar el oficio de escritora para ser periodista, una profesión no habitual para las mujeres que en ese momento firmaban artículos en las revistas pero no participaban en el día a día del periodismo activo.

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En 1921 la revista femeninina El Hogar y la Moda convocó un concurso para confiar su dirección a una mujer. Se presentó con varios artículos y fue la elegida para dirigir la revista a sus veintiún años. En 1923 empezó a colaborar en La Vanguardia con trabajos literarios. Más tarde le ofrecieron una página semanal de cine en el periódico. La dirección exigía que se firmase con seudónimo para que no se conociese su identidad para evitar presiones de las productoras, María Luz eligió el nombre de Felipe Centeno, en recuerdo de un personaje de Pérez Galdós.

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Las crónicas de Felipe Centeno interesaron al gerente de la Paramount en Barcelona y solicitó al periódico una entrevista con él. Al descubrir la identidad de la periodista que se ocultaba bajo el nombre de Felipe Centeno, quedó entusiasmado y le confió la asesoría literaria de las películas de la productora americana. Con las películas sonoras su labor adquirió más relevancia ya que no sólo tenía que traducir los textos y escribir los diálogos sino también adaptarlos a la fonética española.

Desde 1926 María Luz colaboró también en el diario madrileño El Sol, considerado "el periódico de la intelectualidad", donde tenía una sección fija. Su página semanal se titulaba «La mujer, el niño y el hogar».

Su labor se diferenció esencialmente de las secciones femeninas al uso de la época, dando una nueva orientación a los temas femeninos y un nuevo enfoque a los temas infantiles.

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Vivió, y escribió, en primera persona la “revolución” que supuso el corte de pelo a lo «garçon», dónde las mujeres más liberales se cortaron la coleta, símbolo de la feminidad, con el gran escándalo de la España puritana.

En 1933 María Luz ascendió de la crítica de cine a la de teatro, que era entonces el espectáculo más importante del país. Fue un triunfo como periodista porque así podía firmar las críticas con su nombre.

En julio de 1936, el Gobierno de la Generalitat decretó la incautación de algunos periódicos, entre ellos La Vanguardia. El diario quedaba sometido al control de un comité obrero. Entre los acuerdos tomados por dicho Comité, estaba el de designar a un redactor para ocupar la dirección del diario. La elección recayó en la única mujer de la redacción: María Luz Morales. Conocía todos los entresijos de su oficio: desde la redacción hasta el trabajo de los talleres o los de la imprenta.

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En aquellas circunstancias el cargo suponía una grave responsabilidad. Al elegirla, sus compañeros sabían de su apoliticismo, pero también de su honestidad y tolerancia. Se ganó el título de «gran señora de nuestra Prensa» y desde su cargo ayudó a mucha gente, a unos facilitándoles avales y a otros procurándoles un escondite de la represión.

Estuvo sólo siete meses y por ello acabó en la cárcel. Compartió celda con una maestra que había descolgado un crucifijo de la pared de un aula. El franquismo la inhabilitó como periodista pero ella siguió escribiendo con el seudónimo de Ariel y Jorge Marineda y traduciendo obras como Peter Pan y adaptando clásicos a lecturas infantiles o participando en la creación de la Editorial Surco. Colaboraba en la revista Lecturas, desde su fundación donde publicó, en espera de ser depurada, la mayor parte de su producción clandestina. Cuando volvieron a habilitarla como periodista, en los años 70, fue colaboradora del Diario de Barcelona hasta que falleció.

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Bajo el título de Alguien a quien conocí, publicó sus recuerdos de los primeros años 30. En sus páginas  aparecen personalidades relevantes como Marie Curie, Valéry, García Lorca, André Malraux, Keyserling o Gabriela Mistral, con las que compartió paseos, conversaciones y amistad. Vinculada a Galicia durante toda su vida, presidió la Asociación de Escritores Galegos en Barcelona, participó en actos con Risco, Otero Pedrayo, Blanco Amor o Cunqueiro y dejó testimonio de su admiración por Concepción Arenal, Pardo Bazán y, sobre todo, Rosalía Castro, por ser la voz de las mujeres "ignoradas y humildes".

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Puede que ella no se propusiese sentar precedente, o convertirse en un modelo para futuras mujeres -periodistas o no- , pero lo cierto es que renunció a una vida prototípica  —casarse y tener hijos— para convertirse en periodista.

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Murió a los 91 años, pocos días después de haber publicado su último artículo. María Luz Morales escribió verdaderas joyas literarias e hizo del periodismo cultural un verdadero género literario. Aunque fue rehabilitada y su labor fue premiada, todavía sigue aislada del canon oficial. Como muchas mujeres que participaron activamente en el espacio público durante la Segunda República, María Luz Morales, forma parte de esa generación doblemente olvidada: las mujeres del exilio interior.

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BIBLIOGRAFÍA

(A Coruña 1889 - Barcelona 1980)

" Yo nunca dejaré de escribir,

porque me es tan necesario como  el respirar."

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