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GABRIELA MORREALE DE CASTRO

Desde hace unas décadas a todos los bebés que nacen en España se les realiza un pinchazo en el talón para medir el TSH y las hormonas tiroideas. Con esta prueba se detecta precozmente el hipotiroidismo y el cretinismo congénito evitando graves problemas de salud. Se lo debemos a una de las fundadoras de la endocrinología moderna de nuestro país, Gabriela Morreale de Castro. Junto su compañero de investigaciones y de vida, Francisco Escobar del Rey, llevaron a cabo numerosos estudios para conocer a fondo el problema de la deficiencia de yodo en ciertas regiones y su corrección gracias a la sal yodada. Su trabajo ha tenido un gran impacto en acciones de salud pública y han influenciado a las políticas de la OMS.

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Gabriela nació en Milán en 1930. Hija de Eugenio Morreale y Emilia de Castro, Tanto su abuelo como su bisabuelo maternos fueron profesores universitarios. Su madre, fue la responsable de la clasificación y conservación de serpientes boa salvadas de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial en Milán.

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Era la menor de tres hermanas, estudió sus primeros años en Estados Unidos donde estaba destinado su padre, científico también, dedicado a la diplomacia. El bachillerato lo realizó en el Instituto Vicente Espinel de Málaga y se graduó de la carrera de Química en la Universidad de Granada con el premio extraordinario de fin de carrera.

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« Se le concedió una beca del CSIC para trabajar en Fisiopatología de la Nutrición (1951).Continuó su actividad siendo becada por el Rectorado de la Universidad de Granada (1953) para realizar el doctorado. Ejerció como jefe de Sección de Fisiopatología de la Nutrición del CSIC, también en Granada (1954-1957) y finalmente y con la máxima calificación, obtuvo el título de doctor en Ciencias por la misma Universidad en 1955, otorgándosele otro doctorado en 2001, el de doctor en Medicina, honoris causa, por la Universidad de Alcalá.»  (Real Academia de la Historia, s.f)

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En su tesis demostró que la alta incidencia de bocio en las Alpujarras se debía a la escasez de yodo. Junto con Francisco Escobar el Rey, médico y cirujano, hicieron una estancia en la Universidad de Leiden, en Holanda. Donde estudiaron «Una visión muy general de cómo las hormonas se metabolizan en los tejidos y producen efectos biológicos. Después, nosotros fuimos centrándonos en la función de la hormona tiroidea en el desarrollo del cerebro » (El Mundo, 2003)

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« Les ofrecieron quedarse en Holanda o seguir en EEUU, pero ellos, después de tres años, regresaron, por “compromiso moral y ético”, a la prehistoria o al país de donde habían salido, en pleno bloqueo económico internacional tras la Guerra Civil, año 58. “Queríamos contribuir al desarrollo volviendo al país que nos había dado la beca”. Se quedaron en Madrid y fundaron un grupo de investigación en el Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC. “El aislamiento era terrible, no había revistas científicas ni nada parecido, era dificilísimo importar reactivos, aparatos...”. Suplieron las carencias con mucha ilusión e inventiva.» (El Mundo, 2003)

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Primero investigaron el bocio endémico, llevando a cabo las primeras encuestas nutricionales sobre yodo en España, y gracias a ello impulsaron las campañas de yodación de la sal. Luego estudiaron el hipotiroidismo congénito y lograron la implantación de la prueba tiroidea a los recién nacidos, que tratados a tiempo pueden reducir las consecuencias de la enfermedad. Más tarde centraron su lucha en lograr que se recetase a las mujeres embarazadas un aporte adicional de yodo que evite en el feto las malformaciones neurológicas y deficiencias mentales.

 

«De la misma manera que el agua potable –esto es, clorada– es una obligación de los Estados, lo es también garantizar un aporte suficiente de yodo en la alimentación. Es un derecho recogido por la OMS (que cifra en 900 millones las personas con carencias de yodo), que ha de estar por encima de cualquier decisión política y de las muchas variables alimenticias que puedan alterarlo. España ha firmado este compromiso tres veces, recogido en los Derechos Nutricionales de la Infancia, pero no lo ha cumplido». (El Mundo, 2003)

 

En 1975 Gabriela se trasladó con su grupo a la Facultad de Medicina de la UAM, constituyendo un núcleo que, junto al Instituto de Enzimología, fue la base del futuro Instituto de Investigaciones Biomédicas. Ese mismo año ocupó el cargo de científico invitado (“Invited senior scientist”) en la Universidad de Leiden para reorganizar el Laboratorio de Investigación del Departamento de Endocrinología y Nutrición.

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En 1995 se le aplicó la jubilación obligatoria al cumplir los sesenta y cinco años, pero siguió investigando como doctor vinculado ad honorem al CSIC, nombramiento equivalente al de profesor de Investigación en activo a todos los efectos de la labor investigadora.

Formó a varias generaciones de alumnos en la Facultad de Medicina de la Autónoma de Madrid, en el Instituto de Endocrinologia y Metabolismo Gregorio Marañón y en el Instituto de Investigaciones Biomédicas “Alberto Sols”.

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Entre los premios más relevantes recibidos están:

  • Premio Francisco Franco de la División de Ciencias del CSIC, 1968 (compartido con F. Escobar del Rey).

  •  Premio Nacional de Investigación en Medicina, de la Presidencia de Gobierno, 1977 (compartido con F. Escobar del Rey)

  • Premio Reina Sofía de Investigación para la Prevención de la Subnormalidad, 1983 (compartido con F. Escobar del Rey y A. Ruiz-Marcos)

  • Premio de Investigación de la European Thyroid Association (1985)

  • Ordine del Merito della Repubblica Italiana (l987)

  • Premio Severo Ochoa de Investigación Biomédica, Fundación Ferrer, 1989 (compartido con F. Escobar del Rey)

  • Primer Premio de Investigación en Endocrinología y Nutrición, Sociedad Española de Endocrinología, 1991 (compartido con F. Escobar del Rey)

  • Pitt-Rivers Lecture Award, concedido por la British Societies of Endocrinology ( 1994)

  • Académico de honor de la Real Academia de Medicina (1994-)

  • La Fundación Ramón Areces organizó un symposium internacional sobre Hormonas tiroideas, en su homenaje y en el del doctor F. Escobar del Rey (1995)

  • Premio Nacional de Biología José Gómez-Acebo, VII Premios Nacionales Cultura Viva (compartido con F. Escobar del Rey), 1996

  • Premio Nacional de Investigación Médica Gregorio Marañón (1997)

  • Premio Rey Jaime I de Medicina Clínica (1998)

  • Doctorado en Medicina, honoris causa, por la Universidad de Alcalá (2001)

  • Premio Serge Lissitzy de la Asociación Europea de Tiroides (2009).

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Rey, G. M. (17 de Agosto de 2003). “Lo que cansa no es la investigación, sino el papeleo y la frustración”. (E. Mundo, Entrevistador) Obtenido de https://www.elmundo.es/magazine/2003/203/1060873200.html

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Santiago, A. V. (s.f.). Real Academia de la Historia. Obtenido de Biografía Gabriella Moreale de Castro: http://dbe.rah.es/biografias/44815/gabriella-morreale-de-castro

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 «Gabriella Morreale de Castro | Consejo Superior de Investigaciones Científicas - CSIC - csic.es»www.csic.es

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«Gabriela Morreale: Mujeres de la Ciencia». EL PAÍS

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 SEBBM (2012) «Gabriela Morreale (1930) ». SEBBM Divulgación. Galería de retratos Women in Biochemistry.

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(Milán 1930, Madrid 2017)

“Hoy ya no es algo tan raro como antes, pero la investigación se sigue haciendo a costa de un sacrificio enorme”

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